jueves, 1 de marzo de 2012

AMOR POR SIEMPRE: una situación, ninguna historia

Una comedia romántica y algo dramática, que no termina de definir su género a lo largo de su duración. Con el protagonismo de Kate Hudson, Amor por siempre llega a las salas de cine para sorprender negativamente al espectador.

Uno observa el título comercial de la película, el afiche promocional y el trailer, y tiene la seguridad de que no verá la mejor película del año pero sí una comedia romántica para pasar el rato; como ya hemos tenido oportunidad de percibirlo en la mayoría de los trabajos de Kate Hudson. Lamentablemente, el resultado no es ese.

La película cuenta la historia de una publicista soltera que dedica su vida al trabajo, al disfrute con amigos y a relaciones esporádicas sin compromiso con hombres. Pero cuando le detectan cáncer, comienza a observar la vida desde otra mirada y, "sorpresivamente", se enamora de su médico.

Incluso leyendo el párrafo anterior, la película pareciera ser más entretenida de lo que en verdad es. ¿Cuál es el problema? Un error clave que en cine no se puede cometer: se cuenta una situación, no una historia. Un tema tan profundo para trabajar como la detección de una enfermedad terminal y cómo, en la peor de las circunstancias, uno puede pasar el mejor momento de su vida; se transforma en una mera y aburrida descripción de cómo ella se despide de sus seres queridos. ¡Ni siquiera el proceso de enamoramiento con el personaje que interpreta Gael García Bernal es atractivo! 

Un romance entre dos personas casi opuestas en su forma de ser que de un día para otro tienen conexión, ya se ha contado en varias películas respondiendo al dicho "amor a primera vista". Pero incluso en este punto la película falla, y el error proviene desde el detrás de escena que se proyecta al espectador.
Es decir, uno ve la película y siente que no hay química entre los actores; entonces, no se cree ese romance tan repentino. La pareja Hudson-García Bernal no se puede comparar con las sensaciones que sí había logrado transmitir la actriz al lado de Matthew McConaughey en Cómo perder un hombre en 10 días, o con Matt Dillon y Owen Wilson en Tres son multitud.
En lo que a las actuaciones respecta, Hudson, lejos de sorprender, tiene los mismos gestos y las mismas expresiones que en sus otros filmes. En García Bernal es en quien más se advierte esa incomodidad en la pareja ficticia que se buscó formar. Simplemente, no hay química entre los actores y se nota.

El romance escasea en credibilidad y la historia pierde todo conflicto. Se tomó un tema tan interesante y se lo redujo a una mera descripción de lo que la protagonista hace en relación con sus familiares y amigos. Se abandona así toda historia sobre un tema que hubiera merecido otro tratamiento desde el guión y la producción.

La falta de credibilidad se pone de manifiesto además en el aspecto físico de una protagonista con una enfermedad terminal. Los síntomas del cáncer sólo se pusieron de manifiesto a través del maquillaje en el rostro, acompañado en toda la película de la totalidad de su cabellera. Pero lo que resulta más raro aún es la energía de la protagonista para llevar a cabo sus actividades en pleno proceso de deterioro. 

Desde el punto de vista técnico, la primera parte es sencillamente molesta. Se ve a la protagonista en su cotidianidad, comiendo y tomando todo el tiempo con amigos. Se trata de escenas situacionales que ni siquiera contextualizan en un sentido productivo para la historia.

El trailer promocionaba escenas que parecían contar una comedia para pasar el rato y disfrutar de ir al cine. Sin embargo, Amor por siempre termina ofreciendo escenas con tonos más dramáticos pero que, al no tener una historia, se pierden en generar sensaciones en el espectador. Un mal trabajo desde producción para un tema tan sensible como el cáncer.

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